Son las dieciseis menos cinco y mi cabeza esta revuelta. Un desastre como siempre, casi siempre.
Ese piano retumba en mi cabeza, me hace recordar las florecillas lilas de marzo, me hace recordar la ciudad nocturna de diciembre. Las llamadas eternas por las tardes, enamorándonos sin conocernos, anhelando ese viaje juntos.
El cielo, inmenso mar negro con estrellas, mi casa navegando como un barco y allá, las lucecillas lejanas de la ciudad.
Soñar, ¿soñar?, no quiero despertar.
Necia soy. No lo puedo evitar, ¡ahhh! quiero entender.
PRO Ana y Mia, me quedé con la sensación de haber despertado de un mal